Se me ocurren muchas razones por las cuales el diseño sostenible es tendencia en la actualidad, y es que es innegable que necesitamos que sea tendencia. El cambio climático está haciendo cambios negativos en la sociedad y necesitamos que haya un cambio ya. Es por eso que de repente hay una creciente demanda de soluciones para reducir la huella ecológica de los productos y servicios que las empresas generan.
Obviamente necesitamos un cambio, sin embargo, me pregunto si estas empresas realmente se unen a esta tendencia por convicción o simplemente para cumplir con las expectativas del mercado.
Las regulaciones y normativas cada vez más estrictas también están presionando a las empresas para que adopten prácticas más sostenibles en todas sus operaciones y productos.
Por otro lado, los consumidores juegan un papel muy importante, y es que estos están buscando activamente productos y servicios que sean respetuosos con el medioambiente, y que por supuesto estén éticamente producidos.
Es por esto quizás que el diseño sostenible responde a esta demanda de un público que crece por momentos. Aunque es importante señalar que, independientemente de las motivaciones detrás de este cambio, el resultado final es positivo.
En este sentido, es destacable el compromiso de empresas como «Lush», una empresa británica activista de cosméticos que destaca por participar en campañas contra las pruebas en animales, promover el comercio justo y apoyar diversas causas sociales y ambientales a lo largo de los años.
Por último, más allá de las razones que puedan motivar a las empresas a unirse al diseño sostenible, lo verdaderamente importante es el impacto positivo que esto provoca en nuestro entorno. Y es que es hora de que tanto las empresas como los consumidores y el público en general se comprometan con un futuro más sostenible y responsable.